En la web de la ONCE ofrecen algo de información al respecto: «La instrucción es el proceso que va desde que el perro entra en la escuela, de vuelta de su familia educadora hasta que, finalmente, es adjudicado a una persona con ceguera. Este periodo dura entre seis y diez meses. Una vez que el perro ha sido introducido al arnés y se encuentra adaptado a éste y a la persona responsable, se inicia todo el proceso. Tendrá que aprender a cruzar las calles en línea recta, evitar obstáculos, marcar puertas, escaleras o bordillos, añadiendo dificultad a su trabajo según progresa en los logros conseguidos. Siempre reforzando la labor bien hecha con premios que pueden consistir desde una caricia en el cuello, una palabra de halago e incluso una bolita de pienso. En total, son hasta dos años desde que el can nace hasta que es entregado a una persona invidente que lo haya solicitado.