Xolo, perro de la «Upper Class»
Ojos de cerdo, orejas de murciélago y cola de rata, así describen al Xoloitzcuintle (pronunciado “sholoscuincle”) los mexicanos en una definición que no parece la más cariñosa para una raza canina que es, desde épocas prehispánicas, un símbolo nacional. El Xolo, como se le designa afectuosamente, es una extrañísima variante de can de entre 25 y 60 cm de largo y cuyo peso oscila entre los 7 y 18 kg, que se caracteriza por su ausencia de pelo. Una peculiaridad que hace de estos animales unos de los más valorados del mundo, ya que su cuerpo conserva una sensación de temperatura corporal superior a la media y los convierte en una especie de bolsa de agua caliente, lo que puede aliviar a quienes padecen algún tipo de enfermedad reumática.
La devoción por el Xoloitzcuintle, que puede alcanzar los 8.000 € si se adquiere en un criadero especializado, se remonta a la época previa a la colonización española. Muchos arqueólogos han encontrado restos óseos de estos animales junto a los féretros de antiguos aztecas, un hecho que se vincula a la creencia de que ayudaban a los difuntos a alcanzar el Mictlán (nombre con el que se conocía el paraíso en la concepción de los habitantes nativos de México). Además, cuenta la leyenda que aquellos pobladores utilizaban también a los Xolos para alimentarse.
La fascinación sagrada por el Xoloitzcuintle, que en 2008 fue declarado por la revista Reader’s Digest el perro más feo del mundo, ha quedado reflejada en la cultura azteca a través de las pinturas y murales. En la actualidad, existe incluso un club de fútbol con su nombre, el Tijuana Xoloitzcuintles de Caliente.
Europa es donde se produce una mayor fascinación por el Xoloitzcuintle, “especialmente en Rusia”. El criador lo achaca a su exotismo. “Debido a su duro clima, el Xolo es muy difícil de criar allí, ya que el frío propio de aquel país, en contacto directo con la piel, podría hacer sufrir al animal”, asegura este mexicano de 55 años.
DESCONOCIDOS. De los primeros personajes del ámbito cultural mexicano que tuvieron xoloitzcuintles, destacan, sin duda alguna, Diego Rivera y Frida Kahlo. Existe una gran variedad de fotografías donde la pintora y el muralista aparecen acompañados de uno o dos de estos canes. Los autores son varios, sin embargo, la que sobresale, por el número de las mismas, es Lola Álvarez Bravo. Las fotos que con su talentosa lente tomó a Frida Kahlo se han convertido en verdaderos iconos.
Una de las pinturas de Frida Kahlo. La artista mexicana solía retratar en algunas de sus obras a los Xoloitzcuintle.

Cortesía de Nacho Civera para Fuera de Serie

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